Una vez puestas en marcha todas las acciones para la limpieza de nuestro balance (ver entrada anterior de este mismo blog), mientras llevamos a cabo las mismas, ha llegado el momento de planificar qué información queremos obtener de nuestra contabilidad en el nuevo ejercicio contable, de forma tal que ésta nos facilite la obtención de la misma.
Qué cuentas necesitamos y no tenemos abiertas o cuáles tenemos que ya no nos sirven. Que éstas nos sirvan de verdad, tan negativa es la falta de información como el exceso.
Un ejemplo bastante frecuente de ello suele ser el poder saber realmente lo que nos cuesta cada trabajador en sus distintos apartados (sueldo, Seguridad Social, etc.), y que en muchos casos, bien nosotros o nuestra asesoría engloba en una única cuenta de nóminas y Seguridad Social, por lo que sabemos los costes laborales totales pero desconocemos el coste individual de cada trabajador, su posible imputación al centro de trabajo, etc.
Igual sucede con las cuentas de compras o ventas. Una buena planificación contable nos ayudará a saber las compras y ventas de las distintas áreas de negocio y poder analizar su rentabilidad o no, tomando las decisiones oportunas.