Por desgracia, la mayoría de los autónomos hemos llegado
a esta situación no por emprendimiento si no por necesidad (porque no nos ha quedado otra).
Cuando tomamos
la decisión de darnos nuestro propio empleo solemos caer en el error de confundir el “querer” con el
“poder” y el tiempo nos demuestra que su significado no es el mismo y lo
equivocados que estábamos.
Queremos hacerlo todo nosotros, nuestra actividad profesional o
empresarial (aquella que nos generará los ingresos que sustituyan a ese sueldo
que ahora no tenemos), las compras, las ventas, los servicios, los
presupuestos, la administración, la contabilidad, el mantenimiento de la web
y/o las redes sociales, los diseños de nuestros documentos, la gestión de los
correos…. ¡cansa sólo de pensarlo! y…
…Por muy
organizados que seamos y con voluntad de hierro para cumplir con todo ello
dentro de nuestra agenda, solo disponemos de 24 horas diarias y no todas
laborables, tenemos que descontar los tiempos para dormir, comer, desplazarnos,
nuestra vida familiar, etc.
Pronto nos daremos cuenta de que NO
PODEMOS con todo lo que QUEREMOS hacer, ¡NOS FALTA TIEMPO! y, en según qué trabajo, posiblemente
también conocimientos (tardaremos más tiempo, si conseguimos hacerlo, y esa
dedicación extra la tendremos que quitar de algún sitio), empieza el agobio, el estrés y el ¡no llego, me faltan horas!
¿Qué ocurre?
Que al no poder llegar a todo vamos dejando para después aquello que entendemos
menos urgente. De nuevo nos equivocamos,
lo que hoy no es urgente nos daremos cuenta de que, con el paso del tiempo (de
nuevo el tiempo) ya no es que sea urgente, es que es vital y ¡no llegamos! Suele pasar con las labores administrativas
¡los dichosos papeles!, las consideramos un gasto necesario pero que no nos
generan ingresos y las aparcamos pero, con el paso del tiempo (de nuevo el
maldito reloj), se convertirán en imprescindibles.
¿Cómo lo
solucionamos?.. os emplazamos a la próxima entrada de nuestro blog.
